…..se ha preguntado alguna vez usted:
¿Si después que me hicieron ese tratamiento de conductos en ese dientecito de abajo empecé con esas infecciones urinarias a repetición? o cuando mandé hacer el removible con paladar metálico fué cuando empecé a sentirme mal de……
Pero cómo iba a saber que arriba de ese paladar se encuentra la hipófisis y podría haberle generado una interferencia en su organismo? o cuando se me cayó la calza de la muela de abajo y me hicieron la amalgama tengo el problema de estreñimiento, o de gastritis que no se me quita y que al final ya me acostumbre por tantos años..???
¿Se deben cambiar todas las amalgamas?
Si bien es cierto que en la cavidad oral se generan corrientes eléctricas con la presencia de metales y que en muchos casos pueden ser nocivas y el mercurio presente en las amalgamas con su bien estudiada y reconocida toxicidad, incluso para quienes lo operan, “no todos los metales se tienen que cambiar o evitar obligatoriamente”, grave error de algunos odontólogos que desconocen el verdadero concepto de la Odontología Neurofocal.
Por eso el deber del Odontólogo Neurofocal es analizar todo el sistema estomatognático (oral) y todos los antecedentes médicos generales de nuestro paciente en detalle, no solo remitirse exclusivamente a los dentales, verificar la diversidad de metales en boca que generan diferentes potenciales energéticos (electrogalvanismo) y las obturaciones o restauraciones que son o pueden ser potenciales focos de interferencia, y que sí se deben cambiar, ò realizar seguimiento de las que llevan incluso en algunos de nosotros, más de veinte años sin generar ningún tipo de afección.
Es importante aclarar que en la actualidad en muchos casos, por principios biomecánicos inviolables, necesitamos usar metales si de restauración se trata, lo que tenemos que estudiar y observar es la biocompatibilidad que nos ofrezcan y las posibles interferencias que éstos pudieren generar.
(El TITANIO, presente en los implantes y el ZIRCONIO usado en rehabilitación, son elementos muy viables energéticamente)
Tenemos que ser equilibrados, y “no dejarnos llevar por el extremismo”. No podemos botar a la basura la Implantología ni la Rehabilitación Oral.
Siempre tenga presente que los dientes y molares se encuentran en un lugar que no es distante de su cerebro, por ende esta cercanía debe ser cuidadosamente respetada energéticamente y debe saber con propiedad que nuestro organismo es uno solo y todo está relacionado, por eso la de los dientes con algunos de los más importantes órganos, (ver imagen)
Establece la relación entre los dientes y sus tejidos, con diversos órganos y sus funciones en cualquier lugar de nuestro organismo, identificando patologías a distancia, derivadas de focos o campos de interferencia.
Sin embargo, la Odontología es una sola, lo único que cambia es la forma de tratar la enfermedad y como diagnosticarla, teniendo muy presente su incidencia en todo nuestro ser.
Hoy por hoy, se omiten frecuentemente las relaciones energéticas estrechas entre los dientes y el resto del organismo. Los dientes enfermos y los tejidos donde estos se alojan, son capaces de emitir señales que alteran el delicado equilibrio autoregulado por cada individuo.
Por lo tanto nuestros dientes y sus tejidos circundantes, son capaces de provocar en el cuerpo predisposiciones a enfermar o seguir alimentando procesos de enfermedad ya desatada y de los cuales algunos odontólogos y médicos tradicionales dentro de sus metódicas especialidades todavía desconocen.
¿Qué es un campo interferente?
Son tejidos crónicamente alterados que al variar su energía producen problemas y enfermedades a distancia (en otros órganos o sistemas distantes del campo interferente).
1. Caries, mal oclusiones, piezas retenidas, restos radiculares (raíces) y tratamientos en mal estado.
2. Cambio de coloración en dientes, diversos metales en boca, cicatrices y prótesis mal adaptadas.
3. Tumoraciones, infecciones gingivales, periodontales y cuerpos extraños.